Risotto a la milanesa en Mambo
Hacer Risotto a la milanesa en Mambo es muy sencillo gracias a la receta que compartimos en esta entrada de cocinaenmambo
Origen del Risotto a la milanesa
El Risotto a la milanesa es un plato tradicional de la cocina italiana, originario de la ciudad de Milán, en la región de Lombardía. Su historia está profundamente vinculada con el uso del azafrán, que es el ingrediente distintivo de este risotto. Según la leyenda más conocida, el plato nació en el siglo XVI cuando un aprendiz de un vidriero añadió azafrán al arroz para sorprender a los invitados en una boda, ya que este ingrediente era comúnmente usado para teñir vidrio.
Este risotto se caracteriza por su sencillez y elegancia, con pocos ingredientes pero sabores muy intensos. El arroz, en especial variedades como el Arborio o el Carnaroli, es fundamental por su capacidad para absorber líquido y liberar almidón, logrando esa textura cremosa que define el risotto. El azafrán, que le otorga su característico color dorado y aroma único, era considerado un lujo, lo que hacía este plato especial y reservado para ocasiones importantes.
Con el tiempo, el Risotto a la milanesa se convirtió en un símbolo de la cocina milanesa y un referente de la gastronomía italiana a nivel mundial. Hoy en día, es un plato muy apreciado y una muestra de cómo la tradición y la simplicidad pueden crear algo extraordinario.
Como hacer Risotto a la milanesa en Mambo
320 gramos de arroz.
25 gramos de mantequilla.
775 ml de caldo de pollo.
50 ml de vino blanco.
25 ml de aceite de oliva.
100 gramos de cebolla.
50 gramos de parmesano.
Un gramo de azafrán.
Sal.
Pimienta.
Instrucciones para hacer Risotto a la milanesa en Mambo
¡Vamos a preparar un Risotto a la milanesa en Mambo que quita el sentido! Lo primero, ponemos la cuchilla MamboMix en su sitio para que el arroz quede en su punto, sin destrozarlo. Arrancamos calentando un poco de aceite con la cebolla bien picada y una pizca de sal. Ahí dejamos que todo suelte sus aromas mientras se sofríe un poco. Es un proceso rápido, pero esencial para que la base de nuestro risotto tenga ese toque especial.
Cuando la cebolla está lista, llega el turno del arroz. Lo añadimos directamente al vaso junto con el vino blanco, dejando que los sabores se mezclen. En este punto, el aroma empieza a ser una maravilla, ¡así que no os alejéis mucho! Dejamos que el vino evapore su alcohol mientras el arroz se impregna de todo lo bueno.
A continuación, vertemos el caldo de pollo caliente y salpimentamos al gusto. Con la espátula, damos un par de vueltas para asegurarnos de que el arroz está bien empapado. Programamos Mambo para que se encargue del trabajo duro mientras nosotros nos relajamos. Aquí, la magia del risotto comienza a cobrar vida: el arroz empieza a absorber todo el sabor del caldo y a liberar ese almidón que lo hace tan cremoso.
Cuando el tiempo casi se ha cumplido, volvemos para el toque final. Añadimos la mantequilla, el parmesano recién rallado y el azafrán, que no solo le da color, sino que también aporta un aroma inconfundible. Dejamos que Mambo haga lo suyo unos minutos más, mezclando todo con mimo. El resultado: un risotto cremoso, brillante y lleno de sabor, como debe ser.
Y ahí lo tenemos. Solo queda servirlo bien calentito, acompañado de un poco más de parmesano si os apetece. Este plato es de esos que no necesitan nada más, aunque no decimos que no a un buen vino blanco para acompañar. ¡Que lo disfrutes!