Salsa holandesa en Mambo
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Salsa holandesa en Mambo

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Hacer Salsa holandesa en Mambo
es muy sencillo gracias a la receta que compartimos en esta entrada de cocinaenmambo

Origen de Salsa holandesa

La salsa holandesa, a pesar de su nombre, tiene su origen en la cocina francesa. Se dice que apareció en el siglo XVII y que su nombre proviene de la admiración de los franceses por la mantequilla de Holanda, un ingrediente clave en su elaboración. Esta salsa es una de las cinco salsas madre de la gastronomía francesa, descritas por el chef Marie-Antoine Carême y luego popularizadas por Auguste Escoffier. Desde entonces, se ha convertido en un clásico imprescindible de la cocina internacional.

Como hacer Salsa holandesa en Mambo

200 gramos de mantequilla.
20 ml de zumo de limón.
3 yemas de huevo.
40 ml de agua.
sal.
Pimienta.

Instrucciones para hacer Salsa holandesa en Mambo

Vamos a preparar una deliciosa salsa holandesa en nuestro mambo. Es una receta clásica que acompaña de maravilla pescados, espárragos o incluso unos huevos benedictinos. Lo mejor de todo es que, con la ayuda de nuestro robot de cocina, evitamos el riesgo de que la salsa se corte y conseguimos una textura cremosa y perfecta.
Lo primero que hacemos es colocar las cuchillas en su sitio y añadir la mantequilla ya a temperatura ambiente. Programamos el mambo a 70ºC, con una potencia de calor de 7 y velocidad 1 durante 3 minutos. Con esto conseguimos derretir la mantequilla de manera uniforme. Una vez lista, la reservamos para usarla más adelante.
Ahora, colocamos la mariposa sobre las cuchillas, lo que nos ayudará a darle esa textura aireada y emulsionada a la salsa. Añadimos el agua, el zumo de limón y las yemas de huevo. No olvidemos salpimentar al gusto para darle el toque perfecto de sabor. Programamos nuevamente el mambo a 70ºC, con la misma potencia de calor en nivel 7 y velocidad 4, esta vez durante 2 minutos. Con esto conseguimos que los ingredientes se mezclen bien y empiecen a espesar ligeramente.
Llegamos al paso clave de la receta. Sin cambiar la temperatura ni la potencia de calor, mantenemos la velocidad 4 y programamos 7 minutos más. Durante este tiempo, vamos vertiendo la mantequilla derretida en un hilo fino y constante para que emulsione de manera perfecta. Es importante hacerlo despacio y sin interrupciones para que la salsa adquiera esa textura sedosa y cremosa que la hace tan irresistible.
Y listo, nuestra salsa holandesa está terminada. En cuanto termine el tiempo, podemos probar y ajustar el punto de sal y pimienta si es necesario. Si la queremos más ligera, podemos añadir unas gotas de agua caliente y mezclar un poco más.
Podemos servirla de inmediato o mantenerla caliente a baja temperatura hasta el momento de usarla. Esta salsa es ideal para elevar cualquier plato y convertir una comida sencilla en algo realmente especial. Ahora solo nos queda disfrutarla con nuestros platos favoritos. ¡Buen provecho!

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